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La miel de abeja es una de las medicinas naturales más antiguas que existe. El Ayurveda (medicina india) la describe como «el néctar de la vida» y recomienda su empleo en diversas afecciones y dolencias. Uno de sus usos tradicionales principales es el de tratar heridas y quemaduras.

Te explicamos por qué este producto apícola funciona y produce tan buenos resultados en el cuidado, protección y reparación de la piel. Y al final del artículo te detallamos cómo aplicarla en el rostro para beneficiarte de sus cualidades como exfoliante e hidratante. La miel pasará seguro a formar parte de tu kit de cosméticos naturales.

La miel y sus propiedades para la piel

La miel de abeja se usa ampliamente como medicina desde tiempos antiguos. Consiste en una solución concentrada de azúcares —glucosa y fructosa, que constituyen el mayor porcentaje—, así como aminoácidos, ácidos orgánicos, vitaminas, minerales y enzimas, siendo la principal la glucosa oxidasa.

Entre sus muchas propiedades, estas tres resultan especialmente útiles para el cuidado de la piel:

  • Propiedades antimicrobianas (antibacterianas y antifúngicas). Contra microorganismos, bacterias y hongos, incluyendo varios asociados a infecciones de heridas (revisión de estudios). Esto se debe, a su vez, a tres factores:

Valor de aw (actividad acuosa) de aproximadamente 0.6, que impide el crecimiento de casi cualquier microorganismo. 

pH ácido, debido a la presencia de ácidos orgánicos como el ácido glucónico.

Contiene sustancias antimicrobianas y antisépticas, entre las que destaca el peróxido de hidrógeno (agua oxigenada)* producido por la mencionada enzima glucosa oxidasa (estudio).

Un apunte: las mieles más oscuras —por ejemplo, de brezo, castaño y miel de bosque o mielada— tienen mayor poder antioxidante al ser más ricas en compuestos fenólicos como flavonoides y taninos (estudio). Ver Tipos de miel.

  • Propiedades antiinflamatorias. Estimula la actividad antinflamatoria en las células del cuerpo, mediante la proliferación de linfocitos (células del sistema inmunitario) y la activación de los fagocitos (células que captan y eliminan microorganismos y otros agentes nocivos para el organismo). 

NOTA: No todas las mieles valen; las convencionales están altamente procesadas y carecen de las enzimas y, por tanto, carecen de las propiedades beneficiosas de la miel cruda, sin pasteurizar ni calentar. Cuando la miel se calienta, el peróxido (antimicrobiano, antiséptico) se destruye (estudio), y si se diluye, la aw y la acidez dejan de ser efectivas para inhibir el crecimiento de microorganismos (revisión). 

*En la miel los niveles de peróxido son bajos, muy inferiores a los de los antisépticos usados comúnmente, de manera que no causa daño en los tejidos (daño tisular); sin embargo, sigue siendo efectivo como agente antimicrobiano (revisión). 

Rol de la miel en la reparación del cutis

La miel de abejas puede, pues, ayudar a:

  • Cicatrizar pequeñas heridas, cortes y rasguños. Cuando la miel se aplica sobre la lesión, la enzima glucosa oxidasa libera el peróxido, que participa en el proceso de curación (caso clínico). Se emplea incluso como terapia alternativa natural para tratar heridas infectadas con bacterias que no responden —resistentes— a los antibióticos (estudio).

Como apósito para heridas, proporciona un ambiente de curación húmedo, elimina rápidamente la infección y reduce la inflamación; además, acelera la reparación del tejido y cicatrización (artículo, revisión, estudio). Lo que «brinda excelentes resultados cosméticos», concluye esta revisión.

  • Aliviar y curar quemaduras superficiales. También en las heridas por quemaduras, incluidas las quemaduras solares, la miel de abeja controla la infección y acelera la cicatrización. 

Asimismo, evita las cicatrices hipertróficas (cicatrices elevadas y rosadas posteriores a la quemadura) (estudio).

Además, la miel…

  • Actúa como barrera impidiendo la deshidratación.
  • Nutre la piel; aporta nutrientes a nivel local (vitaminas, minerales).
  • Previene la aparición de granitos y puntos negros. Consejo: si notas la aparición de un granito, aplícala rápidamente sobre la inflamación.
  • Estimula la síntesis de colágeno, previniendo la formación de arrugas.
  • Es exfoliante; limpia la piel (suciedad e impurezas, células muertas) en profundidad.
  • Es calmante.
  • Revitaliza la piel madura.
  • Hidrata la piel seca y equilibra la producción de grasa (piel grasa).
  • Resulta excelente para todo tipo de pieles, incluidas las más sensibles y aquellas con afecciones dermatológicas (eccemas, rosácea, psoriasis).

¿Cómo aplicarla en el rostro?

Toma nota:

  • Como limpiador y exfoliante, calienta entre los dedos el equivalente a 1/2 cucharadita de miel. Aplica suavemente una capa fina sobre la cara, deja actuar unos 10 minutos, lava con agua tibia y seca con una toalla.
  • Como mascarilla facial, mezcla el zumo de 1/2 limón —el limón aclara el tono de la piel, ayudando en caso de manchas por el sol y marcas de acné— con 2 cucharas de miel cruda. Deja actuar 15-20 min.

Otra opción es una cucharada de miel y 2 de aceite de oliva, o bien miel y aceite de coco a partes iguales. 

En estado puro, la miel suele ser espesa. Para recuperar su consistencia líquida, caliéntala al baño María (sin sobrepasar los 37 ºC) de modo que no pierda propiedades.

Escrito por Elisabeth Lahoz

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